viernes, 18 de diciembre de 2009

Happy endings...

Tenemos la extraña necesidad de finales felices. Esta es una premisa indiscutible y nos convierte en animales ingenuos y criaturas fantasiosas que se encuentran desprotegidas ante la dolorosa realidad.

Esta necesidad tan arraigada puede considerarse como una especie de “síndrome de Hollywood”, porque no vemos otra cosa. Si dos personajes se conocen, el foco se pone sobre ellos como una luz divina. Con sólo un cruce de miradas sabemos que, a pesar de sus idas y venidas, acabarán juntos. Porque es su destino, porque es una fuerza de la naturaleza, porque está en sus manos y porque a la vez no tienen control sobre ello. Además, ellos no pueden luchar contra ese torbellino y el resto no esperamos que lo hagan. Porque si Richard Gere y Julia Roberts no viven felices y comen perdices, pues como que no nos acaba de convencer la cosa.

Casarse y vivir felices por siempre jamás. Ese parece ser el fin y medio made in Hollywood para conseguir la eterna felicidad. Es una imagen que se cuela en nuestras retinas y se graba con fuego en nuestra cabeza y cuando miramos a nuestro alrededor ingenuamente nos preguntamos: ¿tiene que ser tan perfecto? ¿Acabaré en el sitio más romántico del mundo? Y, una vez allí, ¿alguien declarará su amor por mí con un sonido de violines de fondo?

No hay que esperar trompetas, ni una banda sonora que acompañe tus pasos de felicidad, ni que los demás te miren con envidia. Igual es la visión realista de de una incrédula convencida pero, ¿sabéis qué? En la vida real Rock Hudson era homosexual, Bogart no se sube al avión al final de Casablanca y la prota de Love Story se muere.

Y ese torrente de realidad se lleva como quien no quiere la cosa el "síndrome de Hollywood" por delante...

¡Disfrutad del amor niños y niñas! Ya sabéis que debajo de esta gruesa capa de ironía, en el fondo estoy hecha una romántica empedernida. Como todos. ;-)

¡Un abrazo!

5 comentarios:

  1. Bonito post. Estoy de acuerdo con ese síndrome de Hollywood y la necesidad de que todo salga bien que tienen los americanos y, por extensión, el resto del mundo. Lo malo es que te acaba inbuyendo de un aura de intocabilidad que se va a la mierda de forma bastante dolorosa cuando pasa algo malo o inesperado y eso es jodido. Ahora que también soy yo el primero que prefiere no ir al cine a sufrir y pasarlo mal... Contradicciones.

    Un beso cosita linda!

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  2. Pero ese también es el síndrome Disney ¿no? donde lo más grave fue la muerte de la madre de Bambi... una cosa... lo del romanticismo está bien pero luego, normalmente y hablo de nuestros días, las películas e historias más recordadas son precisamente las que no acaban taaaaan bien... ¿masoquismo? a saber... buen post! mua!

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  3. Una vez más, te repito que no te lo voy a dejar para que tengas un hijo con los ojos azules, por muy romántica que te pongas...jajajajja.
    En serio, estoy de acuerdo contigo, edulcoran tanto las cosas, que luego a los niños les cuesta asumir la realidad...si es que...
    Por cierto, bonito poema también, que así una firma 2 en 1 (2 leídos, 1 posteado).
    Muak!

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  4. t olvidas d la muerte d mufasa en el rey leon!! sin duda, creo k stams muy influenciados x esos finales felices y aunk duelan luego las realidades, pero en el fondo siempre se esperan esos finales felices y yo debo vivir en una pompa d disney magica d colores, pork espero k aunk transcurra el tiempo, ls finales felices al final..lleguen!! bstss

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