martes, 23 de febrero de 2010

Anécdotas...

A veces el mundo parece haberse quedado detenido en un recuerdo. Una extraña certeza que nos lleva a pensar que las cosas pueden seguir siendo como nosotros las dejamos. El tiempo mágicamente no pasa por ellas, o quizás si lo hace, pero nos convencemos de que será de forma poco perceptible.

Se trata pues de una inocencia egoísta, por así decirlo. En nuestra mente las cosas siguen yendo bien, según su curso establecido, porque creemos que así deben ser. Es más o menos el mismo efecto que consiguen algunas películas o series que acaban bien, el recuerdo permanece y, como tratando de perpetuar la felicidad del último instante, nuestro cerebro fabrica el resistente caparazón de la imaginación para proteger a esos amados personajes de cualquier mal.

Esta misma tarde ha venido un antiguo cliente de mi padre preguntando por él para arreglarle unos papeles. Habían pasado unos años desde la última vez que se habían visto, pero recordaba perfectamente la dirección, las horas en las que solía estar en casa e incluso mi nombre. Por eso ha sido un tremendo jarro de agua fría decirle que esta vez mi padre no podría atenderle. Su cara ha cambiado de gesto de inmediato e incluso el pobre se ha echado las manos a la cabeza al oír la noticia. Ha sido un momento cargado de tensión.

A los pocos minutos él se marchaba, habiendo batido el record de disculpas por segundo. Probablemente, cuando se echaba a desandar lo andado se sentía culpable pero, a la vez, maldecía su propia suerte, al no saber ahora a quien recurrir. Yo, mientras cerraba la puerta, trataba de superar la vergüenza inicial de ser la portadora de malas noticias y, a la vez, me daba cuenta de que ya habían pasado cuatro años.

Las cosas habían cambiado y, en parte, sólo siento haber sido el instrumento que ha destrozado de un golpe la ilusión de una persona que inocentemente creía que, pasados los años, las cosas simplemente seguirían siendo iguales.

viernes, 19 de febrero de 2010

Preguntas III

A la vista de que mi capacidad de escribir, al igual que la de pensar, se ve mermada por malestares físicos y el abuso de estupefacientes para combatirlos, os dejo esta pequeña actualización con la esperanza que os guste y os haga pensar. Aunque recordad que no puedo hacer milagros, vuestra capacidad de pensar depende únicamente de vosotros mismos y, como ya he dicho, mis poderes ya no son los que eran…:-P

- ¿Por qué se tratan de prohibir las descargas en Internet y no se prohíbe Eurovisión?

- ¿Por qué Penélope Cruz ha sido nominada a los Oscar tantas veces?

- ¿Por qué un estudio reveló que los jueces trabajan una media de 3 horas y media al día y luego nos sorprendemos de la lentitud de la justicia?

- ¿Por qué Lost mola tanto?

- ¿Por qué Avatar es una de las favoritas de los Oscar?

- ¿Por qué por más que huyo de ellos los virus siempre me alcanzan?

- ¿Por qué hay gente que se empeña en llevar a bebés de pocos meses al cine?

jueves, 4 de febrero de 2010

Los diezmos no pasan de moda...

¡Cuidado niños del mundo! Ya no viene el hombre del saco, ni los monstruos de debajo de la cama. ¡La SGAE viene a por vosotros!

Si si, como lo oís. Todos conocemos la mala costumbre de nuestra querida SGAE de darnos una sorpresita cada cierto tiempo. Pues bien, la última es que los chavales de un grupo de teatro escolar de La Coruña tienen que pagar 95 euros y pedir un permiso al Centro Dramático Nacional para poder representar Bodas de sangre de Lorca.

La cara de sorpresa del responsable del CDN debió ser digna de ver porque seguramente fue la primera vez que un grupo críos le pedía permiso para realizar una actividad escolar. Después de la reacción inicial, el sorprendido y amable señor les concedió el permiso. Eso sí, los 95 euros los tuvieron que pagar. Según la SGAE se trataba de una compañía de teatro y como tal le tocaba aflojar el bolsillo por el bien del arte.

No puedo evitar recordar que yo misma participé en un grupo de teatro en el colegio. ¡Cómo olvidar mi incursión en el mundo de la actuación! Curiosamente, tenía la misma edad que los chavales coruñeses de la “compañía" de teatro. Empecé a los 14 y disfrute de unos años en la cumbre de la interpretación, hasta los 17. En aquellos 3 años nos dedicamos a leer mucho, preparar monólogos míticos como el de Segismundo en La vida es sueño, hacer juegos para preparar la voz y a ensayar obras de teatro (unas más clásicas otras menos) para representarlas frente a nuestros compañeros de clase, con la mezcla de vergüenza y la emoción correspondiente.

Menos mal que por entonces la SGAE no andaba haciendo de las suyas porque si hubiera pasado la gorra, nos habríamos caído con todo el equipo. Por no decir, por supuesto, que hubiéramos mandado al ufano señor recaudador a tomar viento.

Así que, avisados quedáis, cuidadito con interpretar obras de otros o leer lo suficientemente alto y que se os escuche. ¿Veis? Por eso nos enseñaron en el cole a leer sin mover los labios. ¡Ah...incrédulos! Y pensasteis que no servía para nada...

Y que conste que no hay nada más digno que poder vivir de lo que uno mejor sabe hacer, ya sea escribir, pintar o hacer música, pero nunca a base de impuestos revolucionarios.

martes, 2 de febrero de 2010

The beginning of the end...

Despertar sudando, entre la maleza. Mirar alrededor y no saber dónde estás. Sólo una intuición, un golpe seco, la inseguridad, el miedo y correr. Correr entre la hierba esquivando las impresionantes raíces de inmensos árboles que se levantan como estatuas presenciales de un pasado desconocido. Tiempo de intriga, tiempo de acción…

El bien y el mal
La vida y la muerte
Pasado y presente
Ciencia y fe
Acertijos imposibles
Dudas y certezas

They are coming…

Pequeño guiño freak ante lo que nos espera esta noche, el verdadero principio del fin.

¡Un saludo a todos!