jueves, 25 de marzo de 2010

Mentiras piadosas...

Es curioso como tendemos a engañarnos con frecuecia. Nos repetimos muchas veces que las cosas no nos importan, que nos resultan indiferentes o que comparadas con otras no deben centrar ni una pizca de nuestra atención. Eso es en parte cierto y en parte falso. No negaré que exista una priorización necesaria en nuestras vidas, claro que sí. No todo puede importar de la misma manera y, si lo hace, es posible que sea a causa de una patología que deba ser estudiada por un buen psiquiatra. Mucha gente no sabe distinguir lo que es una graciosa excentricidad, que suele despertar en los demás cierta empatía y humor, de algo un poquito más serio, como por ejemplo, que la gente de tu alrededor se vea obligada a esconder las tijeras u objetos cortantes a tu paso.

Volviendo al tema que nos ocupa, todos sabemos cuales son esas pequeñas mentiras piadosas porque todos y cada uno de nosotros hemos echado mano de ellas en alguna ocasión: "No es por tí es por mí", "el tamaño no importa", "el dinero no importa lo que importa es la salud", "no la estoy criticando sólo puntualizo", "esos pantalones te quedan genial", "el dinero no da la felicidad", "sí, claro que me he leído el libro", "estaba así cuando llegué"...y un sin fin más de frases que tratan de encubrir la verdad, ya sea para lograr un fin, por disimular un defecto, por hacer sentir mejor a otro o por evitar una discusión.

Hoy he sufrido una experiencia traumática (el dramatismo ayuda al relato como bien sabéis, queridos lectores). Tendríais que haber visto mi cara y la del chino cuando he intentado comprar unas zapatillas "Start" y "Golf Coast", ambas glamurosas imitaciones de Converse, y la tarjeta no funcionaba porque no tenía dinero. Gracias a cierto caballero andante el tema se ha solucionado sin provocar males mayores, pero en ese momento me acordé de la madre de los bienintencionados y no pude evitar preguntarme ¿quién fue el necio que afirmaba que el dinero no importa? Su importancia es relativa, por supuesto, pero cuando ves que el extracto de tu banco te dice que tienes la elevada suma de 3,36 euros, es inevitable frustrarse.

Espero que esta anécdota os haga ver la importancia de las cosas y de lo poco conveniente que es mentirse a uno mismo, porque nada de esto hubiera pasado si yo no hubiera estado completamente convencida de que tenía, por lo menos, 30 euros en el banco. Pequeños seguidores, las cosas claras, por su nombre y el chocolate espeso.

Deberíamos dejar de autoengañarnos, pero somos tan inocentemente humanos que nos creemos que siempre cuela...


P.D.: Se aceptan donaciones desinteresadas. ¿Para qué negarlo? Interesadas también se aceptan.

sábado, 20 de marzo de 2010

Para cuando cambia el viento...


La miró fijamente a los ojos mientras sostenía su cara dulcemente entre sus manos. La profundidad de su mirada despertó un extraño nerviosismo en ella, esa inexplicable sensación de que algo había cambiado. La besó durante unos segundos y, sin decir una palabra, sólo con una media sonrisa se despidió echando a andar Rambla arriba, perdiéndose entre el gentío y los puestos expresamente colocados a ambos lados del bulevar para disfrute de turistas y goce de carteristas más o menos profesionales.

Ella se quedó parada durante unos minutos con la mirada perdida en la dirección en la que él desaparecía entre la muchedumbre. Algo perturbaba su tranquilidad, aunque no era capaz de explicar qué demonios podía ser. Estaba más que acostumbrada a la sombra de sus constantes obsesiones, a dar diez mil vueltas a las cosas y a buscar las explicaciones más rocambolescas que podía encontrar. A pesar de eso, se convenció a sí misma de que, aunque sus claras tendencias pesimistas le llevaban a esperar lo peor de los demás, esta vez no se dejaría llevar por ellas.

Con este recién estrenado optimismo, se dirigió con paso firme hacia el puerto. Hacía un sol de justicia pero la suave brisa marina facilitaba las cosas al bullicio de gente que se dirigía al Maremagnum o que simplemente se hacia fotos con el mar de fondo. Ella se sentó en el último de los bancos del paseo marítimo y se quedó un rato mirando al mar. De repente el viento pareció cambiar y esa suave y relajante brisa comenzó a convertirse en una ligera ventisca que trajo consigo unas cuantas nubes, de esas que resultan molestas tan solo por lo inesperado de su aparición. La propia inercia del aire hizo que se levantara y se marchara de allí.

Cuando llegó a casa le inundó una extraña sensación de vacío. Un vacío que tardó poco tiempo en demostrar que no solo era psicologico, si no también fisico. Efectivamente, faltaban cosas en el piso, una cartera, una chaqueta marrón de cuero colgada de la silla de la entrada, un cepillo de dientes...A cambio, un sobre perfectamente colocado e intencionadamente visible encima de la mesa.

Al verlo, una especie de mueca, como una sonrisa irónica se apoderó de su cara. Algo así como una dura reafirmación de su naturaleza más profunda. Había tratado de mostrarse optimista y despreocupada, pero la situación le demostró una vez más que debía seguir siempre sus instintos, al menos así no recibiría sorpresas desagradables. Tiró la carta a la basura sin ningún tipo de miramiento y volvió a salir de casa dejándose llevar por el viento que soplaba en su querida Barcelona.

sábado, 13 de marzo de 2010

Recuerdo al maestro ausente

Podría comenzar este post tratando de hacer un poético homenaje a Miguel Delibes. De hecho, no creáis que no lo he pensado, pero cuando se trata de un genio de ese calibre cualquier frase pensada con cuidado, cualquier metáfora o cualquier intento de figura literaria más o menos ingeniosa se queda en nada . “El lo habría dicho o escrito mejor” piensas desde tu enorme desconocimiento del lenguaje y, en ocasiones, de la condición humana. Y te deshinchas como un globo pensando que no has podido ofrecerle al maestro unas cuantas frases bellas que demuestren lo mucho que su obra ha influido en tu existencia.

Se trata de un mal que condena a todos aquellos que intentan ser escritores o dedicarse al oficio de periodista. Los que no nacemos genios pero, peor aún, que nos damos cuenta de ello. Cuántas veces habremos deseado desde lo más hondo escribir algo tan bello que sea recordado por siempre, que nos citen, ser inmortales...Quizá tenemos baja autoestima y necesitamos reafirmarnos con lo que sea. O tal vez todo lo contrario, una especie de egolatría genética se apodera de nosotros y el perfeccionismo nos quita el sueño.

Delibes, en cambio, pedía por activa y por pasiva que no le recordaran, pedía morirse y que le dejarán tranquilo. Siempre vivió discreto, dedicado a lo suyo y sin hacer ruido. Por eso nunca marchó a Madrid, no necesitaba la gloria ni los lujos de la vida contemplativa de los escritores pagados de sí mismos. No necesitaba los halagos, aunque no los rechazara, de ahí irradia su genialidad humilde, callada y tranquila. Valladolid era su remanso de paz y Ángeles el lugar al que pertenecía. Y una vez que se quedó sin patria, se quedó huérfano y ya no le importó nada más.

Quizá por eso, su marcha es, de alguna manera, menos triste porque sabemos que no se ha ido, sólo ha vuelto a casa. Y, por suerte, entre nosotros, ya sea en papel o en e-books, permanecerá siempre.

“Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales” -Don Miguel Delibes.

Amén maestro.

jueves, 4 de marzo de 2010

De vuelta a la actualidad

Hace una semana que no actualizo...y la culpa no es mía, de verdad (aunque, siendo justos, eso es precisamente lo que diría una persona que efectivamente la tiene) Disculpas y menudencias a parte, ha sido una semana complicada. Mi ordenador, envidioso tal vez de mis amígdalas inflamadas, mocos y demás decidió llamar la atención dejándome claro que no iba a funcionar. Carteles y carteles me informaban cada pocos segundos que todos y cada uno de mis programas habían dejado de funcionar. ¡Mi actividad periodística se veía amenazada! Como ávidos e inteligentes lectores que sois, seguramente sabréis leer entre líneas ya que por "actividad" entendemos Interneee y por "periodística" Messenger (para que negarlo)

Mi Sony Vaio, a pesar de despertar críticas de diversos sectores, desde los cuales se me relaciona con las siguientes afirmaciones "oh la la Vaio" o "eso es cosa de gafaspasta" sólo me ha puesto facilidades para arreglarlo. El sistema es tan sumamente sencillo que una joven como yo, que roza los bordes de lo que se denomina "una inteligencia anormal" en cuanto a ordenadores, ha conseguido arreglarlo. Asi que aquí estoy, renovada, aún sin fondo de pantalla (es una decisión complicada) y sin explorer porque 3 de cada 4 expertos aseguran que es el demonio.

En esta semana han ocurrido muchas cosas (mucho menos importantes que los virus de mi ordenador, evidentemente) pero que merece la pena mencionar. El mundo ha temblado de forma brutal, arrasando sin piedad con todo, dicen que incluso se ha desplazado el centro de la tierra pero yo, que soy una descreída y no creo ni en la Iglesia ni en el centro como concepto, ni me espanto.

Por otro lado, Cuba ha dejado morir a un disidente en una de sus cárceles, a lo que muchos dicen: ¡Qué eso no es asesinato, oiga! ¡Qué son terroristas y no cuentan! Pues señor Willy Toledo, a pesar de que me encanta usted como actor, no habría podido meter más a fondo la patita. Cualquiera que se considere de izquierdas o socialista de corazón debería horrorizarse con lo que ocurre en Cuba porque, cuando acaba la libertad del indviduo comienzan los problemas. Y punto.

Por otra parte, Chávez ha dicho que él bla bla bla bla. Y de vuelta a lo nacional, PP y PSOE han seguido lanzándose acusaciones absurdas que no solucionan nada, para no variar y para no trabajar, claro. España ha ganado a Francia. Mis fuentes aseguran que Sarkozy ya está preparando un viaje a España para salvar a los pocos franceses que viven en nuestro país porque un brote de tristeza les ha invadido y las represalias por parte de los seguidores de la selección española pueden ser duras. Es que no pierde una ocasión este Sarkozy para viajar.

Y por último, pero no por ello menos importante, la patronal ha vuelto a lucirse, pisoteando los derechos de los trabajadores menores de 30 años. Se rumorea que el texto que pretenden presentar termina con la frase: "Que os den, si queréis cobrar paro o pedir derechos mínimos os vais a otro país y que os mantengan allí, cabrones". Como digo, es sólo un rumor pero leyendo entre líneas, como nosotros bien sabemos hacer, es más o menos lo que podemos entender en conjunto de su propuesta.

Esto ha sido todo, por ahora. La actualidad no descansa.